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El cristianismo en Nueva España. Catequesis, fiesta, milagros y represión

Antonio Rubial García.

En esta obra se muestra el proceso de evangelización en la Nueva España a lo largo de los siglos XVI-XVIII. El autor muestra las redes construidas entre las distintas órdenes mendicantes, así como los distintos medios de comunicación (imágenes, confesionarios traducidos a lenguas originarias, gramáticas, vocabularios, etc.) generados dependiendo el público al cual eran dirigidos. Dentro de este libro se expone la importancia de la creación de discursos en defensa de una religión que buscaba la implantación de la ciudad divina cristiana. Destacada_el_cristianismo_en -

Antonio Rubial García

El cristianismo en Nueva España. Catequesis, fiesta, milagros y represión México : FCE, UNAM, FFyL, 2020 416 pp. ; 21 x 14 cm., Colección HISTORIA 1. Iglesia Católica – Nueva España 2. Nueva España – Historia de la Iglesia – México – Historia – Nueva España – 1521-1804 4. Histoaria – México – Nueva España – 1521-1804.

El Merlin de Bristol

El Merlin de Bristol, perdido durante siglos, reaparece en la Biblioteca Central de dicha ciudad.

Un descubrimiento al azar ha revelado fragmentos originales manuscritos de la Edad Media, escondidos en una serie de libros del siglo XVI en la profundidad del archivo de la Biblioteca Central de Bristol, que cuentan parte de la historia del mago Merlín, uno de los personajes más famosos de la leyenda artúrica.

Detalle de uno de los fragmentos que muestra el nombre de Merlín. Crédito de la imagen: Universidad de Bristol

Detalle de uno de los fragmentos que muestra el nombre de Merlín. Crédito de la imagen: Universidad de Bristol

Académicos de las Universidades de Bristol y Durham analizan los siete fragmentos de pergamino que se cree que provienen del grupo de textos en francés antiguo conocido como el Ciclo de la Vulgata o Ciclo de Lanzarote-Grial, que se remonta al siglo XIII. Partes del Ciclo de la Vulgata, probablemente fueron usadas por Sir Thomas Malory (1415-1471) como fuente de su Le Morte D’Arthur (publicado en 1485 por William Caxton). La obra de Malory es en sí misma la fuente de muchas versiones modernas de la leyenda artúrica en inglés, pero ninguna versión conocida hasta ahora ha demostrado ser exactamente igual a la que Malory usó. Además, uno de los elementos más emocionantes de este hallazgo en particular es que los fragmentos de Bristol contienen evidencia de diferencias sutiles, pero importantes, con la trama del relato tradicional.

Michael Richardson, de las Colecciones Especiales de la Biblioteca de la Universidad de Bristol, descubrió los siete fragmentos de pergamino manuscritos, al buscar materiales para estudiantes que estudian historia del libro para la nueva maestría en Estudios Medievales. Los fragmentos se encontraron dentro de una edición de cuatro volúmenes de las obras del erudito y reformador francés Jean Gerson (1363-1429) y, al reconocer varios nombres artúricos conocidos, Michael contactó a la Dra. Leah Tether, Presidente de la Sociedad Artúrica Internacional (Rama Británica), del Departamento de Inglés de Bristol para ver si los hallazgos eran relevantes. La Dra. Tether reconoció de inmediato el texto del que provenían y reunió a un equipo de expertos, incluyendo a su esposo, el historiador medievalista y especialista en manuscritos, el doctor Benjamin Pohl, del Departamento de Historia de la Universidad de Bristol y la doctora Laura Chuhan Campbell, especialista en las novelas de Merlín en francés antiguo de la Universidad de Durham, quienes continúan con la investigación.

Sumando su conocimiento, el equipo intentará descubrir más sobre el trayecto de los fragmentos a Bristol, incluyendo cuándo y dónde se hicieron y cómo llegaron a encuadernarse en los volúmenes de Gerson. Juntos, los miembros del equipo elaborarán una transcripción y edición completas de los fragmentos, junto con una descripción del contexto de su manuscrito, para permitir que los académicos de todo el mundo interactúen con el Merlin de Bristol.

La doctora Tether dijo:

Estos fragmentos de la Historia de Merlín son un hallazgo muy emocionante, que pueden tener implicaciones para el estudio no sólo de este texto, sino también de otros textos, relacionados y posteriores, que han formado nuestra comprensión moderna de la leyenda artúrica. El tiempo y la investigación revelarán qué más secretos sobre las leyendas de Arturo, Merlín y el Santo Grial podrían contener estos fragmentos. El Suroeste [de Inglaterra] y Gales están, por supuesto, estrechamente vinculados con los muchos lugares que se hicieron famosos por la leyenda de artúrica, por eso es aún más especial encontrar un fragmento temprano de la leyenda: uno anterior a cualquier versión escrita en inglés, aquí en Bristol.

 Pie Foto 1: De izquierda a derecha: Leah Tether, Laura Chuhan Campbell, Michael Richardson y Benjamin Pohl con los libros en la Sala de Libros Raros de la Biblioteca Central de Bristol Crédito de la imagen: Universidad de Bristol


Pie Foto 1: De izquierda a derecha: Leah Tether, Laura Chuhan Campbell, Michael Richardson y Benjamin Pohl con los libros en la Sala de Libros Raros de la Biblioteca Central de Bristol
Crédito de la imagen: Universidad de Bristol

Los libros en los que se encontraron los fragmentos se imprimieron en Estrasburgo entre 1494 y 1502. En algún momento, estos libros llegaron a Inglaterra (probablemente sin encuadernar) y el estilo de la encuadernación sugiere que pudieron haber sido encuadernados por primera vez aquí [en Inglaterra] a principios del siglo XVI. En ese momento, los fragmentos del manuscrito pudieron estar simplemente languideciendo en el taller de encuadernación entre una selección de “materiales de desecho” que se utilizaban a menudo en las encuadernaciones de este período. El pergamino a menudo se reutilizaba de esta manera porque era un artículo costoso: no siempre valía la pena utilizar hojas nuevas para fines incidentales, como lo serían las encuadernaciones.El daño a las hojas sugiere que, en este punto de su historia, los fragmentos se habrían incluido en la encuadernación como guardas pegadas (es decir, las hojas que se pegan a las tablas en la cubierta delantera y trasera de los libros, que conectan las páginas con la encuadernación). Los libros luego parecen haber sido reencuadernados en su forma actual en una fecha posterior, por lo que las guardas fueron “levantadas” y se convirtieron en hojas volantes (es decir, las páginas de “repuesto” que se encuentran en la parte delantera y trasera de los libros [también conocidas como hojas de respeto o cortesía]).

La doctora Tether agregó:

Dado que sospechamos que hubo una octava hoja (que ahora falta en el frente del cuarto volumen), creemos que el proceso de levantamiento de las guardas llevó a que una hoja se dañara irreparablemente y entonces ésta fue simplemente desechada. De hecho, las otras hojas tienen un daño significativo por el mismo proceso, por lo que si bien esto es una conjetura, parece verosímil. Las siete hojas representan una secuencia continua del relato de la Estoire de Merlin (aunque están encuadernadas fuera de orden cronológico en su forma actual), específicamente de una sección conocida como la Suite Vulgate de Merlin (Continuación del Merlin del Ciclo de la Vulgata).

Los eventos comienzan con Arturo, Merlín, Galván [Gawain] y varios caballeros más, incluyendo al Rey Ban y al Rey Bohors, quienes se preparan para la batalla en Trebes contra el Rey Claudas y sus seguidores. Merlín ha estado planeando la estrategia de ataque. Sigue una larga descripción de la batalla. En un momento dado, las fuerzas de Arturo parecen asediadas, pero un discurso de Merlín, instándolas a evitar la cobardía, las lleva a luchar de nuevo. Merlín encabeza la carga usando el estandarte especial del dragón de Sir Kay que el propio mago le había regalado a Arturo, el cual exhala fuego verdadero.Al final, las fuerzas de Arturo triunfan. Los reyes Arturo, Ban y Bohors, y los otros caballeros, se alojan en el castillo de Trebes.

Esa noche Ban y su esposa, la reina Elaine, conciben un hijo. Entonces, Elaine tiene un extraño sueño sobre un león y un leopardo, el segundo de éstos parece prefigurar al futuro hijo Elaine. Ban también tiene un sueño aterrador en el que oye una voz. Se despierta y va a la iglesia. Se nos dice que durante la estancia de Arthur en el reino de Benoic durante el siguiente mes, Ban y Bohors son capaces de continuar luchando y derrotan a Claudas, pero después Arturo sale a ocuparse de los asuntos de sus propias tierras, Claudas triunfa de nuevo.El relato luego pasa a la explicación parcial que hace Merlín de los sueños de Ban y Elaine. Luego, Merlín se encuentra con Viviana, quien desea saber cómo hacer dormir a las personas (ella quiere hacerle esto a sus padres). Merlín se queda con Viviana durante una semana, aparentemente enamorándose de ella, pero se resiste a dormir con ella. Merlín luego regresa a Benoic para reunirse con Arturo y sus compañerosEn los fragmentos recién descubiertos, tiende a haber descripciones más largas y detalladas de las acciones de varios personajes en ciertas secciones, especialmente respecto a la acción en batalla. Donde Merlín da instrucciones sobre quién dirigirá cada una de las cuatro divisiones de las fuerzas de Arturo, los personajes responsables de cada división son diferentes de la versión del relato que conocemos. A veces sólo se cambiaron pequeños detalles, por ejemplo, el rey Claudas es herido a través de los muslos en la versión conocida, mientras que en los fragmentos no se dice nada dela naturaleza de la herida, lo que puede llevar a diferentes interpretaciones del texto debido a que las heridas del muslo a menudo son utilizadas como metáforas de impotencia o castración.

La doctora Tether agregó: “Hay muchas más diferencias, pero debido al daño a los fragmentos, llevará tiempo descifrar su contenido correctamente, tal vez incluso requerirá el uso de tecnología infrarroja. Estamos todos muy emocionados por descubrir más sobre los fragmentos y qué información nueva pueden contener”.

Universidad de Bristol, 30 de enero de 2019.

 

Traducción de Daniel Gutiérrez Trápaga. @dgtrapaga

 

Coloquio Internacional «Claribalte y sus libros: 500 años»

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PROGRAMA

Miércoles 28 de noviembre 2018
Sala Alfonso Reyes
Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios
El Colegio de México

10:30 Inauguración

11:00 hrs. Conferencia magistral

Alberto del Río Nogueras (Universidad de Zaragoza)
“‘E quiso comprender en sí los onores spirituales’. La trayectoria del héroe en el Claribalte y los designios de la casa de Austria”

Presenta: Aurelio González

12:00 Receso

12:30 Mesa 1
Claribalte: el narrador y sus personajes

Moderador: María Agueda Méndez

Aurelio González Pérez (El Colegio de México). “La figura del caballero en Claribalte”

Juan Pablo Mauricio García Álvarez (Universidad de Guadalajara). “Decoro caballeresco en Claribalte: construcción de un caballero humanista”

Nieves Rodríguez Valle (El Colegio de México). “‘Era persona muy sabia. El Claribalte y sus sabios”

Aurelio Iván Guerra (Universidad de Sonora). “La nigromancia de Oviedo. El conocimiento oculto del narrador en el Claribalte de Gonzalo Fernández de Oviedo”

14:00 Receso

16:30 Conferencia magistral

María José Rodilla León (UAM-I)
“Reyes, príncipes y nobles en el Claribalte”

Presenta: Karla Xiomara Luna Mariscal

17:30 Receso

17:4 5 Mesa II
Claribalte: estructura, discurso y poética

Moderador: Luz Elena Gutiérrez de Velasco

Karla Xiomara Luna Mariscal (El Colegio de México). “El Claribalte: poética y variaciones”

Valeria Añón (Universidad de Buenos Aires y La Plata). “Narrar las pasiones: del Claribalte a la Historia general… de Gonzalo Fernández de Oviedo”.

Daniel Gutiérrez Trápaga (UNAM, FFyL). “Y con aquesto haze fin el primero libro, o parte, de la historia y crónica del emperador don Félix”: finales y continuaciones posibles en los libros de caballerías

Gabriela Martin (UNAM, FES-Acatlán). “El discurso de los infortunios en el Claribalte de Fernández de Oviedo”
Jueves 29 de noviembre 2018
Aula Magna
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México

11:00 Conferencia magistral

José Julio Martín Romero (Universidad de Jaén)
“Comportamientos, usos y peligros de la vida palaciega en Claribalte”

Presenta: Axayácatl Campos García Rojas

12:00 Receso

12:30 Mesa III
El Claribalte y sus motivos

Moderador: Carlos Rubio Pacho

Axayácatl Campos García Rojas (UNAM, FFyL). “La lengua del gigante en el Claribalte”

Andrea Flores García (UAM-I). “Prendas para cubrir el rostro: La función de la toalla en el Claribalte”

Nashielli Manzanilla (El Colegio de México). “La visión de los torneos en el Claribalte”

María Gutiérrez Padilla (UNAM, FFyL/FES-Acatlán).”Piedras maravillosas en los libros de caballerías”

14:00 Receso

17:00 Mesa IV
Libros de caballerías

Moderador: Gabriela Martin

Carlos Rubio Pacho (UNAM, IIFL). “La maldad inmotivada: Arcaláus y Amadís de Gaula”

Lucila Lobato Osorio (UNAM, FES-Acatlán). “Alivio transitorio para la cuita de amor en el Libro Primero de Clarián de Landanís”

Rosalba Lendo Fuentes (UNAM, FFyL). “El personaje de Morgana en Espejo de caballerías (Libro segundo)”

Julio E Macossay Chávez (UNAM, FFyL). “La recepción negativa del Amadís en la novelística del siglo xix y xx: el caso de Larra y Hugo Hiriart”

Comisión Organizadora

Aurelio González (El Colegio de México)
Karla Xiomara Luna Mariscal (El Colegio de México)
Axayácatl Campos García Rojas (Universidad Nacional Autónoma de México)

Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México
Cátedra Jaime Torres Bodet
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
Secretaría Académica, Coordinación de Investigación (UNAM)
Seminario de Estudios sobre Narrativa Caballeresca (UNAM)
Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales de la DGCI (UNAM)

 

Arturos, Amadises, Quijotes: ciclos literarios, continuaciones y reescrituras

Daniel Gutiérrez Trápaga[1]

Facultad de Filosofía y Letras-UNAM

El historiador francés Jacque Le Goff, retomando las palabras de Jean-Marie Fritz, apuntó que el Grial y los amores de Tristán e Iseo fueron los mitos más importantes surgidos en el Occidente medieval.[1] Más allá de la hipérbole, la sinécdoque anterior subraya la trascendencia de la literatura artúrica. Luego, para entender el legado de este amplísimo corpus literario no basta con centrarse en los personajes conocidos de la Materia de Bretaña, Arturo, Ginebra, Merlín, etcétera, o sus motivos y fórmulas literarias.

La literatura artúrica también forjó y legó una enorme variedad de recursos narrativos, poéticos y formales a la ficción occidental. Muchos de estos recursos surgieron de las convenciones, prácticas y condiciones de producción textual propias de la Edad Media. Los orígenes de esta tradición se remontan a la crónica ficticia del galés Geoffrey de Monmouth, la Historia regum Britanniae (h. 1135-1136). Esta obra representa la fundación del universo literario artúrico y desencadenó la escritura de un sin fin de textos, trascendiendo la barrera culta del latín, para manifestarse en casi todas las lenguas y geografías de Europa. Gracias a la monarquía angevina y a la nobleza de la actual Francia, el texto de Geoffrey de Monmouth y el universo artúrico de la Historia comenzó a transformarse.

Las modificaciones de la Historia regum Britanniae iniciaron un proceso constante de rescritura, tanto de índole formal (al versificarlo y traducirlo al francés antiguo para las cortes) como de contenido (al ampliar o reducir personajes, episodios y líneas argumentales).[2]Gran parte de las reescrituras medievales fueron hechas por clérigos francófonos que adaptaron obras latinas para la nobleza, entre ellos Wace y el más conocido Chrétien de Troyes. La adaptación de textos latinos al octosílabo pareado francés fue un procedimiento común a lo largo del siglo xii, cuando, además de historias artúricas, se adaptaron textos latinos como la Eneida y distintas versiones de la historia troyana o de Alejandro Magno. Con estas adaptaciones surgió el término roman, aún empleado en francés para designar a la novela, de la expresión “mettre en roman”, es decir traducir a una lengua romance. Dichas adaptaciones no pretendían ser una traducción literal, sino que partían del concepto retórico de la imitatio y estaban condicionadas por un rasgo central de la textualidad medieval: la mouvance o la variación textual.

La imitatio era una práctica común en el aprendizaje y el quehacer literario de la clerecía medieval que consistía en transformar el texto de origen en uno nuevo que resaltara las virtudes del primero, pero que implicaba añadir nuevos materiales y adaptarlo para un público nuevo.[3]Por su parte, la inestabilidad textual o mouvance describe la constante variación de la literatura medieval en todos los niveles textuales, tanto por errores de copistas, como por modificaciones intencionales.[4]A partir de estos dos conceptos, el proceso de reescritura de la literatura artúrica continuó la creación de extensos relatos franceses en prosa que conformaron los ciclos artúricos más importantes del siglo xiii: el Lancelot-Graal o Vulgate, el Tristan en prose y el malogrado ciclo Post-Vulgate. El primero fue el más completo y complejo, compuesto por cinco novelas (Estoire del Saint Graal, Estoire de Merlin, Lancelot, Queste del Saint Graal, Mort Artu) que alcanzan miles de páginas en las ediciones modernas y cuyos textos sobreviven en centenares de copias manuscritas que circularon en toda Europa. Este ciclo intentó abarcar la historia completa del universo artúrico, desarrollada alrededor del Grial, desde sus orígenes cristianos hasta el trágico fin del reinado artúrico. Dicho proceso de conformación de ciclos no fue exclusivo de la literatura artúrica, pues también se desarrollaron en la actual Francia vastos ciclos épicos sobre Carlomagno, las cruzadas, sobre la genealogía del personaje de Guillermo de Orange y sobre los barones rebeldes.

El término “ciclo” describe un grupo de textos que relata una historia común que se desarrolla dentro de un mismo mundo de ficción con los siguientes rasgos narrativos: un relato amplio formado por múltiples textos con unidad cronológica y temática. Un ciclo suele estar compuesto por obras de distintos autores, produciendo un relato raramente uniforme y definido por su afán de amplitud y exhaustividad. Es decir, un ciclo pretende abarcar narrativamente todos los aspectos e historias que componen un universo de ficción. Los ciclos medievales tienen además a la reescritura como un elemento central de su poética derivada de la mouvance y la imitatio.[5]

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Los ciclos artúricos franceses circularon ampliamente en la Península Ibérica, tanto en sus versiones originales como en traducción, y son el principal antecedente de los libros de caballerías castellanos del siglo xvi.[6] En la Castilla medieval también se desarrollaron ciclos épicos; sin embargo, apenas sobreviven algunos fragmentos de dichas obras.[7] En cambio, a finales del siglo xv comenzó el desarrollo de un género novelesco cuya poética está marcada por los procesos de reescritura, continuación y creación de ciclos: los libros de caballerías. El género dominó a los lectores y a las imprentas castellanas y europeas del siglo xvi, si bien en la actualidad los libros de caballerías son conocidos, acaso, por haber enloquecido a un hidalgo manchego de nombre incierto, Alonso Quijana o Quijano, hasta convertirlo en don Quijote. Entre finales del siglo xv y las primeras tres décadas del siglo xvii, ningún género tuvo tantos títulos, ediciones y lectores como los libros de caballerías castellanos, cuyo corpus está conformado por al menos 87 títulos distintos. En su mayoría, los libros de caballerías se agruparon en alguno de los siguientes ciclos del género:

 

1. Ciclo de Amadís de Gaula (10 libros)

2. Ciclo de Belianís de Grecia (4 libros)

3. Ciclo de Clarián Landanís (5 libros)

4. Ciclo de la Demanda del sancto Grial (2 libros)

5. Ciclo del Espejo de caballerías (3 libros)

6. Ciclo de Espejo de príncipes y caballeros (5 libros)

7. Ciclo de Felixmagno (2 libros)

8. Ciclo de Florambel de Lucea (2 libros)

9. Ciclo de Florando de Inglaterra (2 libros)

10. Ciclo de Floriseo (2 libros)

11. Ciclo de Lepolemo (2 libros)

12. Ciclo del Morgante (2 libros)

13. Ciclo de Palmerín de Olivia (5 libros)

14. Ciclo de Renaldos de Montalbán (3 libros)

15. Ciclo de Tristán de Leonís (2 libros)[8]

 

Ya en la obra paradigmática y fundacional de los libros de caballerías, el Amadís de Gaula (1508) de Garci Rodríguez de Montalvo se observan los procesos de reescritura y composición de un ciclo. El Amadís de Montalvo es una reescritura de las versiones medievales hoy perdidas de la misma obra. Montalvo modificó la trama del Amadís medieval para introducir una continuación completamente original, las Sergas de Esplandián (1510), iniciando el desarrollo de un ciclo basado en la genealogía del caballero de Gaula. El éxito de ambas obras fomentó la creación de múltiples continuaciones que desarrollando ampliamente el ciclo amadisiano. Estas obras, habría de servir de modelo para la creación y desarrollo de más libros y ciclos de caballerías.

El apogeo del género y sus ciclos se produjo en buena medida a partir de la creación de continuaciones. Así, el final de varias obras del género sentaron las bases para el desarrollo cíclico a través de la promesa de una continuación, ya sea iniciando una nueva línea de acción o dejando sin concluir importantes aspectos de la trama.[9] Este fenómeno textual ya se observa en el final de las Sergas, donde se inician las aventuras de una nueva generación de personajes del linaje amadisiano, tras el encantamiento de los protagonistas hecho por la maga Urganda en el penúltimo capítulo.[10]Entonces, la conclusión de las Sergas establece el principio de su propia continuación.

Este modelo de final textual fue utilizado en otros libros de caballerías y permitió el desarrollo de los ciclos. Los impresores también se beneficiaron de este impulso cíclico, pues imprimir una continuación de una obra previa que ya gozaba de éxito entre el público, garantizaba la existencia de cierto interés por la obra nueva dentro de un marco cíclico. Dicho modelo se adoptó en otros géneros y obras como el Quijote, donde al final de la primera parte cervantina (1605) se anuncia una continuación; al igual que ocurre con la primera parte del Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán.

Para que la influencia del modelo de cierre de las Sergas llegara hasta el siglo xvii, fue necesario el desarrollo del ciclo amadisiano. Montalvo nunca publicó una continuación, pero otros autores se encargaron de escribir continuaciones y desarrollar el ciclo amadisiano, convirtiéndolo en el más extenso y popular. Las continuaciones de las Sergas se han clasificado en dos grupos, conocidos como ramas, pues constituyen tramas divergentes a partir de las obras de Montalvo. La primera rama amadisiana la forman el Florisando de Ruy Páez de Ribera, continuación de las Sergas, y el Lisuarte de Grecia de Juan Díaz, continuación del Florisando. La segunda rama del ciclo de Amadís fue la más extensa y exitosa. Con la excepción del Silves de la Selva de Pedro de Luján, esta rama fue desarrollada por el gran Feliciano de Silva, en su Lisuarte de Grecia, Amadís de Grecia y sus tres Floriseles.

La primera rama se aleja del Amadís, proponiendo una reescritura del modelo narrativo y caballeresco que enfatiza la didáctica y el ideal cruzado a través de las continuaciones. Por el contrario, la rama de Feliciano de Silva y Pedro de Luján es más cercana al modelo narrativo del Amadís de Gaula, aunque Feliciano comenzó una importante experimentación narrativa en el género. Así, estas obras generaron complejas relaciones intertextuales de continuación, fidelidad, oposición y reescritura con las obras de Montalvo, las otras continuaciones y las ramas del ciclo. Luego, el ciclo de Amadís dista de ser un corpus unitario, donde la posibilidad de variación, contradicción y modificación aparecen en la génesis del ciclo con los libros de Montalvo y permanecen en las continuaciones. Su carácter de impresos no impone rasgos de unidad y estabilidad textual que asociamos con este formato en la actualidad, puesto que las obras del ciclo amadisiano conciben las obras previas del ciclo como abiertas, para ser tanto continuadas como alteradas de manera explícita.

Description of Great Britain and Ireland (c.1574), f.36 - BL Add MS 28330

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El ciclo amadisiano contiene los procesos más complejos de reescritura y continuación dentro de su género. Dichos procesos continuaron en otros libros de caballerías en distintos grados e, inclusive, con rasgos novedosos, al punto de transformar la inestabilidad textual en un rasgo de la poética del género y no de la producción textual, como en el ciclo de Espejo de príncipes y caballeros, en la segunda mitad del xvi. Otros géneros y obras de la época retomaron algunos de los procesos intertextuales cíclicos, de continuación y reescritura, basta con pensar en las relaciones intertextuales entre los Quijotes cervantinos y el de Alonso Fernández de Avellanedao en los Guzmanes de Alemán y el de Mateo Luján de Sayavedra.[11]

Quedan muchos elementos que estudiar a fondo sobre los libros de caballerías castellanos, en particular, sobre sus procesos de reescritura, continuación y formación de ciclos. La influencia de los rasgos literarios y materiales de los libros de caballerías no está limitada al propio género sino que repercutió en la prosa de ficción aurisecular, así como a la novela europea renacentista y barroca. Apenas comienza el desarrollo de esta compleja línea de investigación, en lo que concierne a los libros de caballerías castellanos, pero su alcance diacrónico es innegable, pues seguimos familiarizados con los procesos de continuación, reescritura y formación de ciclos en relato contemporáneos heroicos ya sea en la literatura, comics, cine o videojuegos, desde el rey Arturo hasta Star Wars.

 

[1]Jacques Le Goff, Héros et Merveilles du Moyen Age, París, Seuil, 2005, 211.

[2]Para un panorama de la literatura artúrica francesa véase The Arthur of the French. The Arthurian Legend in Medieval French and Occitan Literature, ed. Glyn S. Burgess y Karen Pratt, Cardiff, University of Wales Press, 2006.

[3]Rita Copeland, Rhetoric, Hermenutics, and Translation in the Middle Ages. Academic Traditions and Vernacular Texts, Cambridge, Cambridge University Press, 1991, 151–54.

[4]Paul Zumthor, “Intertextualité et mouvance”, Littérature 41, 1981, 8–16.

[5]Cyclification. The Development of Narrative Cycles in the Chanson de Geste and the Arthurian Romances, ed. Bart Besamusca, Willem P. Gerritsen, Corry Hogetoorn, y Orlanda S. H. Lie (Amsterdam: Royal Netherlands Academy of Arts & Sciences, 1994).

[6] Al respecto véase David Hook, ed., The Arthur of the Iberians. The Arthurian Legends in the Spanish and Portuguese Worlds (Cardiff: University of Wales Press, 2015).

[7]Alan Deyermonnd, La literatura perdida de la Edad Media castellana. Catálogo y estudio. I. Épica y romances (Salamanca: Universidad de Salamanca, 1995).

[8] Esta lista, con algunas modificaciones, proviene de José Manuel Lucía Megías, Imprenta y libros de caballerías (Madrid: Ollero y Ramos, 2001), 65–67.

[9]María Carmen Marín Pina, “Comenzar por el final. Sobre la génesis y el principio de las continuaciones caballerescas”, en Le commencement… en perspective. L’analyse de l’incipit dans la littérature du Moyen Âge et du Siècle d’or, ed. Pierre Darnis (Toulouse: CNRS-Université Toulouse-Le Mirail, 2010), 137–48.

[10]Garci Rodríguez de Montalvo, Sergas de Esplandián, ed. Carlos Sainz de la Maza (Madrid: Castalia, 2003), 822–26.

[11] Al respecto véase Daniel Gutiérrez Trápaga, “De los Amadises a los Quijotes: continuación y ciclo en Cervantes y Avellaneda”, Historias Fingidas 4 (2016): 137–55. Disponible en http://historiasfingidas.dlls.univr.it/index.php/hf/article/view/51/99

 

[1]Este artículo presenta algunas ideas de mi reciente libro Rewritings, Sequels, and Ccycles in Sixteenth- Century Castilian Romances of Chivalry: “Aquella Incabable Aventura”, Woodbridge, Tamesis, 2017.

‘Africa’ versus ‘Alexandreis’: una confrontación inevitable

José Luis Quezada Alameda

Facultad de Filosofía y Letras-UNAM

El objetivo de esta contribución es señalar algunos aspectos generales pertinentes en un estudio comparativo entre los dos poemas épicos más extensos creados en la Edad Media: el Alexandreis de Gautier de Châtillon y el Africa de Francesco Petrarca.

En cuanto al primero, con sus diez cantos es el epos más extenso e importante que nos ha legado el Medioevo. Esta obra fue compuesta en el siglo XII por Gautier de Châtillon, que además de poeta épico también es autor de poesía lírica, dentro de esta colección de poemas encontramos algunos de carácter goliardesco.[1]

La Alejandreida, como la conocemos en español, es indudablemente la obra magna de Gautier. La vida y las gestas de Alejandro Magno son el tema central en el poema; esta obra guarda además una estrecha relación con otros poemas producidos en ámbito francés y castellano aproximadamente en la misma época, piénsese al menos en el Libro de Alexandre compuesto a inicios del siglo XIII.

Por otra parte, es fundamental hacer notar la fama de la que esta épica gozó durante algunos siglos después de haber salido a la luz. Esto queda demostrado por la enorme cantidad de manuscritos en los que se ha transmitido la obra —más de doscientos—, con respecto a la transmisión textual solo algunas otras obras medievales tuvieron una difusión tan amplia: la Chanson de Roland y la Divina Commedia. También debe añadirse que prácticamente desde la aparición del poema de Gautier comenzaron a aparecer diversos comentarios que actualmente conforman una mole inmensa y que son una mina inagotable de información para los estudiosos del poema. Esta abundancia de comentarios se debe principalmente al hecho de que la Alejandreida se leyó ininterrumpidamente sobre todo durante los siglos XII, XIII y XIV, período en que se estudió en el ámbito escolástico a la par de la Eneida de Virgilio y de otros poemas épicos latinos como la Farsalia de Lucano y la Tebaida de Estacio. A propósito de la Eneida, es importante señalar el carácter marcadamente virgiliano del Alexandreis. De momento podemos al menos identificar este vínculo desde el título mismo de la obra, si consideramos también el del poema de Virgilio: Aeneis.

Alejandro Magno explora el fondo del Océano

Alejandro Magno explora el fondo del Océano

Por otra parte tenemos el Africa de Francesco Petrarca. El poeta del Canzoniere no necesita carta de presentación, baste decir que además de haber compuesto poesía en latín y en toscano, es autor de obras históricas, de tres extensos epistolarios, de diversas invectivas y de diálogos de filosofía moral. Todos estos géneros en los que incursiona como precursor serán parte fundamental del nuevo curriculum escolar que más tarde el será identificado con el nombre de studia humanitatis. Además de esto Petrarca es por supuesto el iniciador de un nuevo método de lectura y estudio de los autores clásicos que siglos más tarde será llamado filología.

En el caso concreto del Africa nos encontramos ante un epos imperfectum en nueve cantos (nueve cantos y no diez como los que componen el Alexandreis) que en la concepción inicial de Petrarca y sobre todo en la de sus contemporáneos debía sustituir el poema de Gautier ad usum scholasticum. El Africa narra las hazañas militares de Escipión el Africano en la segunda Guerra Púnica, específicamente su victoria en Zama en contra del ejército de Aníbal y su regreso triunfal a Roma. Para tratar este argumento Petrarca se basó fundamentalmente en el relato que leía en la edición que él mismo elaboró de los Ab Urbe condita libri de Tito Livio, además de seguir por supuesto las huellas de su amado Virgilio en cuanto al lenguaje épico, así como a otros poetas como Lucano, Ovidio, Estacio, y el caso que más me interesa señalar: el mismísimo Gautier de Châtillon. La efervescencia inicial suscitada por la epopeya de Escipión fue extinguiéndose debido a que su mismo autor relegó paulatinamente el Africa hasta abandonarlo por completo, puesto que debió ocuparse cada vez con más afán en la composición de sus Rerum vulgarium fragmenta y de tantas otras obras latinas. Al final Petrarca se vio obligado a dejar de lado el propósito de devenir en un nuevo Virgilio. Tal vez renunció a esta posibilidad al considerar que tal estatus correspondía ya a su conterráneo toscano Dante Alighieri.

Tras la muerte de Petrarca la obra inconclusa fue editada por el humanista Pier Paolo Vergerio en forma un tanto deficiente, por decir lo mínimo. Es probable que ésta sea una de las razones por las que su difusión fue limitada, solamente veinticuatro manuscritos transmiten la obra, una nimiedad en comparación con la difusión amplísima de la Alejandreida. Esta falta de fortuna se ve reflejada también en el hecho de que actualmente no poseamos una edición crítica definitiva del Africa, si bien el proyecto está en pie y su resultado se espera con ansia en el ámbito de los estudios petrarquescos. Por el contrario, en el caso del Alexandreis contamos con un instrumento de trabajo confiable en términos generales, aunque es importante señalar que la edición llevada a cabo por Marvin Colker[2] es aún provisoria dado que contempla sólo algunos cuantos comentarios del centenar de manuscritos que conservan el texto acompañado de glosas y anotaciones.

Ahora bien, una pregunta que debe responderse de inmediato es ¿en qué nivel pueden ser comparados estos poemas épicos? En primer lugar tenemos el aspecto de la lengua, esta afirmación puede parecer carente de fundamento ya que los dos poemas fueron escritos en latín. No obstante, la confrontación en términos lingüísticos es totalmente lícita ya que Gautier escribe en un latín virgiliano, sí, pero finalmente latín medieval; Petrarca por su parte es el precursor de una nueva aproximación a los textos antiguos que lo lleva a convertirse en el primer escritor en emplear el neolatín. En resumen nos encontramos ante dos usos distintos de la lengua latina.

Pero en realidad el aspecto principal a comparar es en principio el bagaje cultural de cada uno de estos poetas, es decir las obras y autores que cada uno había leído y estudiado. Este elemento particular me lleva a proponer la siguiente hipótesis: la preferencia y familiaridad con ciertos autores clásicos y medievales es lo que lleva a Gautier y a Petrarca a concebir el epos en forma distinta y casi podría decirse opuesta.

Para fundamentar esta presunta oposición me valgo sobre todo de elementos históricos concretos que determinan la vida y la obra tanto del poeta francés como del italiano. Por una parte, la cultura escolástica predominante en la época de Gautier de Châtillon naturalmente influye en la concepción literaria que el autor imprime en el Alexandreis. A su vez la obra entera de Petrarca debe entenderse a la luz de la innovadora corriente cultural que es en el siglo XIV el humanismo italiano. Es éste el factor principal que determina la diferencia entre el latín usado por uno y otro escritor, pese a que para ambos el modelo épico principal sea Virgilio.

De esta primera contraposición que es ante todo ideológica se desprende que el propósito literario es radicalmente distinto para cada uno de estos autores. En este punto es necesario pensar que la cultura humanística de la que Petrarca es el grandioso antecesor ofrece una lucha sin cuartel a los representantes de la cultura que algunas décadas más tarde Lorenzo Valla llamará gótica y que nosotros identificamos como escolástico-medieval.

Pero hay todavía otros niveles de comparación implícitos en el tema general que ya he descrito. En primer lugar, de forma muy evidente tenemos un enfrentamiento de naturaleza nacionalista, permítaseme aquí el anacronismo. Me refiero a una disputa histórica entre Francia e Italia que se remonta muchos siglos atrás. Hay que tener en cuenta que esta lucha planteada por Petrarca es totalmente unilateral puesto que su opositor, Gautier, quien ha muerto dos siglos antes, y no puede defenderse.

De cualquier modo, lo cierto es que el poeta de Arezzo se propone como adalid en la lucha contra los galos en general, es decir contra sus tradiciones, y en particular contra la Escolástica cuyo centro neurálgico es la Universidad de París (institución que en algún momento ofrecerá a Petrarca el máximo honor de la coronación poética), y más que otra cosa el humanista luchará sin cesar en contra de Aviñón, que para él es solamente una falsa y advenediza sede del papado.

Debemos recordar que Petrarca vivió entre 1304 y 1374, setenta años de los que aproximadamente durante sesenta y seis la sede papal estuvo en Aviñón y no en Roma. En cuanto a este tema particular vale la pena recordar los sonetos del Canzoniere denominados por la crítica petrarquesca precisamente antiaviñoneses.[3] Además, con respecto a esta misma postura anti-francesa no pueden dejar de recordarse la invectiva Contra Gallum, mejor conocida como Contra eum qui maledixit Italie, en donde Petrarca despliega todos sus odios y prejuicios en contra de los aborrecidos galos. No nos sorprenderá entonces después de haber señalado esta animadversión que cuando el poeta se refiera a Gautier de Chatillôn, autor del Alexandreis, en la obra apenas citada lo defina como: “levissimus quidam nuper vanissimusque Gallorum idem dixit et sic omnis pudor periit, ut non tantum literis vilissimam hanc nugellam sed numeris etiam carminibusque mandaret [4]” Con los versos medidos se refiere evidentemente a los hexámetros de la Alejandreida. He señalado en primer lugar la furia petrarquesca en contra de lo francés en general para llegar en este punto al ataque frontal que el poeta italiano opone de manera específica en contra de su mayor rival en el terreno épico.

Así pues, Petrarca se enfrenta ante todo a Gautier en su papel de escritor latino, heredero de esta tradición cultural y en específico literaria, y además se le opone también como representante de la Escolástica que él tanto desprecia. Pero todo esto va mucho más allá. Para entender a cabalidad la oposición entre el Africa y el Alexandreis tenemos que pensar en los héroes que protagonizan uno y otro poema. De un lado tenemos al personaje histórico predilecto para Petrarca, al menos en su juventud: Escipión. El general romano representa el ápice de la virtud republicana, quien después de haber vencido al temible Aníbal debió soportar los insultos y humillaciones de sus propios conciudadanos y sin pena ni gloria decidió salir por la puerta trasera, lo cual para Petrarca es la mayor muestra de virtud y grandeza.

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Por otra parte el héroe de Gautier es Μεγαλέξανδρος, Alejandro Magno, el general de generales, la máxima encarnación del liderazgo en el ámbito griego. Este elemento, el que Gautier de Châtillon —aunado al hecho de ser francés— enaltezca en su épica a un griego, por más que este sea uno de los más extraordinarios hombres del mundo helénico, es probablemente lo que más molestia causa a Petrarca. Esto no debe sorprendernos en lo absoluto ya que el humanista al considerar la Antigüedad grecolatina, se decanta absolutamente por el brazo latino de la balanza. Esta inclinación es normal pensando al menos en tres puntos específicos: nació en Italia, la cultura latina ejerce sobre él una fascinación ilimitada que está cimentada en el solícito estudio que desarrolla acerca de la notitia vetustatis —en el período en que se ocupa de la composición del Africa se siente atraído de manera específica por los poetas—, y por último, pero tal vez el factor más importante de todos, se concibe como el salvaguarda y continuador de esa tradición en un mundo que en su opinión tiende irreversiblemente hacia la decadencia moral. En su opinión esta decadencia moral tiene sede concretamente en Francia, específicamente en la corte papal de Aviñón.

Reuniendo los puntos anteriores podemos alcanzar algunas conclusiones preliminares. En el Africa Petrarca se enfrenta a la superposición de Alejandro como representante máximo de Grecia y a la vez antecesor remoto del pueblo francés o digamos con mayor propiedad galo, según la versión ofrecida por Gautier de Châtillon, y ante esta figura simbólica él opone a Escipión el Africano, quien encarna los valores más importatnes de aquel período glorioso de la historia romana que fue la República, de la que la Italia todavía medieval en la que el aretino vive es históricamente custodio y continuadora, al menos así lo concibe el poeta laureado, quien se erige a su vez como el protector de esa tradición.

Este enfrentamiento entre Escipión y Alejandro provocará que Petrarca derrame auténticos ríos de tinta al escribir sendas biografías en su colección histórica De viris illustribus y de igual manera en el opúsculo intitulado Collatio inter Scipionem Alexandrum Hanibalem et Pyrrum, obras consagradas a enaltecer la figura de Escipión en oposición a cualquier otro general antiguo o contemporáneo. De esta forma Petrarca se enfrenta en su obra a Alejandro a Grecia y a Francia, ofreciéndoles en oposición a Escipión a Roma y a Italia. El ejemplo más evidente de esto podemos leerlo en el canto VIII del Africa.[5]

Sin embargo, por más que Petrarca desdeñe y desacredite una y otra vez a Gautier, ya he mostrado un ejemplo pero podrían enumerarse otros tantos, en realidad el poeta francés es para él un modelo. Si bien Petrarca afirma no conocer el Alexandreis —recordemos que lo mismo decía acerca de la Commedia dantesca—, es imposible pensar que no lo haya leído. Más aún, yo afirmaría categóricamente que no sólo había leído el poema épico sobre las gestas de Alejandro, sino que seguramente tuvo en su biblioteca una copia del poema y que la estudió minuciosamente como acostumbraba hacer con todos sus libros, especialmente cuando vivió en Francia, período en el que comenzó a escribir el Africa. Seguramente en ese ambiente la Alejandreida era considerada como el gran poema épico tras la Eneida de Virgilio.

Los estudiosos de la obra petrarquesca han aseverado que el Africa es una anti-Alejandreida, pero eso no quiere decir que el poeta del Africa no siga o incluso imite elementos presentes en el Alexandreis. Para demostrar esta dependencia petrarquesca con respecto al epos de Gautier conviene mostrar algunos lugares específicos de los poemas en los que esto es visible.

Quisiera aludir concretamente al manuscrito Acquisti e doni 441 de la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia recuperado hace algunas décadas por el profesor Vincenzo Fera,[6] máximo estudioso del epos petrarquesco y responsable de la edición definitiva del mismo que aparecerá próximamente. Dicho manuscrito tiene una importancia central con respecto al resto de los testimonios debido a que ahí encontramos una cantidad ingente de apostillas provenientes presumiblemente de la copia de trabajo del propio Petrarca que nos muestran la forma en que trabajó con su poema.

En una nota referida al verso 686 del canto V del Africa: “Ibis ad Elisias directo tramite valles”, leemos lo siguiente: “attende Alexandreyda”. La anotación con la que Petrarca se advertía a sí mismo evitar cualquier semejanza con Gautier nos remite a Alexandreis IX, 146-147: “resoluto corpore tandem / tendit ad Elisios angusto tramite campos”. Ésta es una clara prueba de que Petrarca conocía y había estudiado la obra de Gautier, de otro modo esta apostilla no tendría sentido.

Aún hay otros ejemplos que delatan la relación con el poema de Alejandro Magno, aunque no se encuentren en el manuscrito notas que explícitamente mencionen la obra o su autor. He aquí algunos de ellos: Afr. III, 401: “vesanus veniens iuvenis convellere metam”, y Alex. X, 94-95: “et nunc vesanus in ipsum / fulminat Occeanum”. Afr. III, 708: “coniugis, incertusque animi sub corde volutat”, y Alex. IX, 152: “Ad Proum pateat, tacito sub corde volutat”, en este caso debe hacerse notar la dependencia que ambos poetas manifiestan con respecto a Virgilio con la introducción de esta cláusula: Aen. I, 50; IV, 533; VI, 185. Afr. VI, 392: sic ait: “O Libici decus et spes ultima mundi”, y Alex. V, 247: “Ex Dario pendet nostri spes unica voti”. Y por último Afr. VI, 726: Dicite” ait “veteris fuerint que federa pacis”, y Alex. I, 159: “Nam seu pax vigeat seu rupto federe pacis”.

Éste es sólo un pequeño muestrario de lugares que delatan la relación entre los dos poemas épicos, o mejor dicho, delatan el uso que Petrarca hizo del Alexandreis al componer su Africa. Así, es posible afirmar a manera de conclusión que Petrarca utiliza ampliamente el Alexandreis al momento de escribir su Africa, aunque lo oculta  deliberadamente por las razones ya expuestas previamente.

 

[1]Jacqueline Helegouarc’h, “Un poète latin du XIe siècle: Gautier de Lille, dit Gautier de Châtillon”, en Bulletin de lAssociation Guillaume Budé 1 (1967), pp. 95-115.

[2]Marvin L. Colker ed., Galteri de Castellione Alexandreis, Padua: Antenore 1978 (Thesaurus mundi 17).

[3] RVF, CXXXVI y CXXXVII.

[4] Inv. mal. 166: “el más superficial y banal de los galos dijo lo mismo, y en tal forma ha desaparecido todo tipo de pudor que no solamente ha registrado por escrito esta tontería tan baja, sino que incluso lo hizo en versos medidos”.

[5] Afr. VIII, 149-209.

[6]Vincenzo Fera, La revisione petrarchesca dell’Africa, Mesina, Centro di Studi Umanistici 1984.

Roberto El Monje y el abad “B”. ¿Quién fue el autor de la Historia Iherosolimitana?

Daniel Sefami Paz

Facultad de Filosofía y Letras-UNAM

La primera cruzada, predicada en noviembre de 1095 por el papa Urbano II, impactó en las sociedades medievales como muy pocos otros eventos; no sólo generó una movilización sin precedentes, sino que también originó una prolífica tradición literaria. Casi inmediatamente después de la toma de Jerusalén en 1099 a manos de los cruzados, comenzó a circular un grupo de crónicas e historias, escritas por testigos presenciales, que narraban los acontecimientos de estas guerras contra los turcos musulmanes.[1] Uno de estos textos, titulado Gesta Francorum, llegó a Europa pocos años después y fue difundido por Bohemundo de Tarento entre 1105 y 1106, probablemente para reclutar nuevas tropas[2]. Así pues, la obra de Gesta Francorum llegó a manos de clérigos del norte de Francia, con altos cargos eclesiásticos, que se dieron a la tarea de reelaborar su fuente y escribir nuevas crónicas con una mayor refinación y una comprensión teológica de los eventos más concienzuda.[3] A esta segunda generación pertenecen Guiberto de Noguent y Baldrico de Dol, personajes ilustres en su época de quienes conservamos una obra vasta y variada; sin embargo, de Roberto el monje (¿o el abad?) sólo nos queda su Historia Iherosolimitana y nada sabemos de su carrera eclesiástica en Francia.En consecuencia, la personalidad de Roberto sólo puede develarse a partir de los indicios que ofrece su obra, particularmente del texto apologeticus sermo que encabeza su crónica:

Universos qui hanc istoriam legerint, sive legere audierint et auditam intellexerint, deprecor ut, cum in ea aliquid inurbane compositum invenerint, concedant veniam, quia hanc scribere conpulsus sum per obedientiam. Quidam etenim abbas, nomine B., litterarum scientia et morum probitate preditus, ostendit michi unam istoriam secundum hanc materiam, sed ei admodum displicebat, partim quia initium suum, quod in Clari Montis concilio constitutum fuit, non habebat, partim quia series tam pulcre materiei inculta iacebat, et litteralium compositio dictionum inculta vacillabat. Precepit igitur michi ut, qui Clari Montis concilio interfuit, acephale materiei caput preponerem et lecturis eam accuratiori stilo componerem. Ego vero, quia notarium non habui alium nisi me, et dictavi et scripsi; sic quod continuatim paruit menti manus, et manui penna, et penne pagina. Et fidem satis prestare potest levitas carminis et minime phalerata compositio dictionis. Unde si cui academicis studiis innutrito displicet hec nostra editio, ob forsitan quia pedestre sermone incedentes plus iusto in ea rusticaverimus, notificare ei volumus quia apud nos probabilius est abscondita rusticando elucidare quam aperta philosophando obnubilare. Sermo enim semper exactus, semper est ingratus, quia quod difficili intellectu percipitur, aure surdiori hauritur. Nos vero plebeio incessu sic volumus progredi nostrum sermonem, ut quivis cum audierit speret idem; et si forte idem esse temptaverit, longe separetur ab idem.Si quis affectat scire locum quo hec istoria composita fuerit, sciat esse claustrum cuiusdam celle sancti Remigii constitute in episcopatu Remensi. Si nomen auctoris exigitur, qui eam composuit, Robertus appellatur.[4]

 

Basílica de Saint-Remi, Reims.

Basílica de Saint-Remi, Reims.

En síntesis, la información que nos ofrece este pasaje es que el autor se llamaba Roberto y que escribió desde un claustro del obispado de san Remigio. Asimismo, sabemos que estuvo presente en el concilio de Clermont, donde Urbano II predicó la cruzada, y que escribió por orden de su abad B., lo cual sugiere que tenía con él una relación de dependencia vasallática.

Según el cartulario de la abadía de san Remigio, en el siglo XII hubo ahí dos monjes de nombre Roberto, y uno de ellos se convirtió en abad entre 1096 y 1097.[5] Los últimos editores de la Historia Iherosolimitana advierten que, ya desde finales del siglo XII y principios del XIII, los copistas identificaban al autor de la obra con Roberto el abad, pues hay tres manuscritos con una glosa al nombre de Roberto que dice: “alguna vez abad de san Remigio”.[6]

Roberto, el abad de san Remigio, consiguió este cargo en 1096, apoyado por el obispo Manasses. Sin embargo, Bernardo, el abad de Marmoutier, mantuvo una pugna con él y lo llamó a juicio; como Roberto no se presentó, fue excomulgado en un concilio en Reims en 1097. A partir de entonces, intentó demostrar su inocencia y ser reinstalado en su cargo; fue apoyado por Baldrico de Dol y por Lamberto, obispo de Arras, hasta que logró ser exonerado por el papa Urbano II en Poitiers en 1100; no obstante, Buchardo fue nombrado abad de san Remigio y Roberto tuvo que retirarse a la prioría de Sénuc que, aunque era dependiente de san Remigio, estaba lo bastante lejos como para que Roberto no causara problemas. Aparentemente murió en el año 1122.[7]

Existen muchas coincidencias entre el autor de la Historia Iherosolimitana y el abad Roberto, por lo cual identificarlos como el mismo resultaba absolutamente verosímil: vivieron en Reims durante la misma época; Baldrico, quien lo apoyó, también fue autor de una crónica de la cruzada; nuestro autor escribió para su abad Bernardo (si se acepta la versión del manuscrito con este nombre); e incluso dos manuscritos dicen que la obra fue redactada en Sénuc, donde se retiró Roberto.[8] A pesar de todo esto, la conjetura de la identificación de estos dos personajes, si bien aceptada, ya era puesta en duda por el grupo de trabajo, dirigido por Philippe Le Bas, de la edición decimonónica francesa,[9] particularmente por el asunto de la identificación del abad B. con Bernardo, el abad de Marmoutier.La elección de los editores del Recueil fue la de los manuscritos que tenían la lectura de Bernardus, pero probablemente no es la más adecuada.[10] La identificación de B. con Bernardo implica que Roberto (si lo identificamos con el abad) acató las órdenes de su adversario con gusto y además lo encomió como un hombre culto y virtuoso, lo cual resulta poco verosímil. Si descartamos a Bernardo, otra posibilidad es que el abad B. haya sido Buchardo, quien sustituyó a Roberto como abad; no obstante, estos personajes estaban, evidentemente, enemistados e incluso Roberto lo acusó de usurpación en Poitiers en 1100, hecho que anula una posible relación de subordinación.[11] Hay un tercer candidato para identificar al abad B., el cual ya había sido propuesto por Marcus Bull en un artículo de 1996[12] y que ahora también es postulado en la edición de 2013 de la Historia Iherosolimitana que hizo con Damien Kempf: el misterioso abad era Baldrico de Dol. Las razones que dan los últimos editores de la obra de Roberto son, por una parte, que Baldrico fue el único entre los altos jerarcas de la iglesia que apoyó incondicionalmente a nuestro autor y, por otra parte, que la Historia Ierosolimitana de Baldrico, que se diferencia de su fuente, Gesta Francorum, por su composición refinada, coincide a la perfección con la postura que toma el abad B., según el apologeticus sermo, con respecto a la istoria inculta; además, puesto que Baldrico fue un prolífico poeta y hagiógrafo, su perfil coincidirá con el abad litterarum scientia preditus.[13] A pesar de que Kempf y Bull hacen una explicación exhaustiva y consistente, cabría establecer ciertas reservas, ya que la Historia Ierosolimitana de Baldrico es anterior a la obra de Roberto y sería difícil pensar que un abad haya encomendado a su subordinado la tarea que él mismo ya había emprendido.

Ademar de Monteil en una batalla de la Primera Cruzada.

Ademar de Monteil en una batalla de la Primera Cruzada.

El enigma de quién es el abad B. intrinca aún más el laberinto de especulaciones que supone develar la identidad del autor de la Historia Iherosolimitana. Si bien la identificación del autor con el abad Roberto resulta verosímil, dado que hay una conexión inherente en cuanto a la época y el lugar, además de la relación con Baldrico, autor interesado en el mismo tema; la evidencia, sin embargo, no es concluyente: el autor sólo dice que es un monje y no es fácil de creer que un ex abad estuviera sometido a una subordinación de este tipo;[14] añadido a esto, es posible que las coyunturas políticas singulares de los copistas los hayan impulsado a situar la cella del autor en Sénuc y glosar el nombre de Roberto diciendo que había sido abad de san Remigio.[15] El misterio de Roberto y el abad B. no tiene una solución cabal, el camino a la certidumbre de manera irreductible debe ser intrincado, de modo que sólo nos queda atender a las suposiciones.

 

[1]Cfr. Jean Flori, Pedro el Ermitaño y el origen de las cruzadas, Barcelona/Buenos Aires, Edhasa 2006.

[2] August Krey, “A Neglected Passage in the Gesta and its Bearing on the Literature of the First Crusade” en Louis J. Paeto (ed.), The Crusades and other Historical Essays presented to Dana C. Munro by his former Students, Nueva York, Crofts and Co. 1928, pp. 57-78.

[3] Jonathan Riley-Smith, The First Crusade and the idea of crusading, Londres, Continuum 2009, pp. 135-152.

[4] Damien Kempf y Marcus Bull (eds.): The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, p. 3.

[5] Damien Kempf: “Towards a Textual Archaeology of the First Crusade” en Marcus Bull y Damien Kempf (eds.), Writing the Early Crusade: Text, Transmission and Memory, Woodbridge, The Boydell Press 2014, p. 118.

[6] Quondam abbas sancti Remigii. Los tres manuscritos en cuestión son: París, Bibliothèque Nationale de France, lat. 15074 (s. XII); Cambrai, BM 802 (s. XII) y Vaticano, Ottob. 8 (s. XII-XIII); Cfr. Damien Kempf y Marcus Bull (eds.), The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, p. xix, nota 43.

[7]Cfr. Académie des Inscriptions et Belle-Lettres (ed.): Recueil des historiens des croisades: Historiens occidentaux, vol. III., París, 1844, pp. XLI-XLII; Luigi Russo, “Ricerche sull’ ‹‹Historia Iherosolimitana›› di Roberto di Reims, Studi medievali, 3rd ser. 43 (2002), pp. 651-652; Damien Kempf y Marcus Bull (eds.), The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, pp. XVII-XXXIII.

[8] Se trata de los manuscritos D y E en la clasificación del Recueil, del siglo XIV de san Víctor y del XIII de Compiègne, respectivamente. Éstos especifican que las reliquias de San Oriculo estaban guardadas donde él escribió (in qua requiescit corpus sancti Oriculi martyris), lo cual indicaría que el lugar estaba en la prioría de Sénuc, en la diócesis de Reims. No obstante, según Carol Sweetenham (intr. y trad.): Robert the Monk’s History of the First Crusade. Historia Iherosolimitana, Surrey/Vermont, Asghate 2011, p.1, también estas insercionespodrían deberse al intento de darle peso a estos manuscritos. Cfr. Damien Kempf y Marcus Bull (eds.), The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, p. XIX, nota 43.

[9] Académie des Inscriptions et Belle-Lettres (ed.): Recueil des historiens des croisades: Historiens occidentaux, vol. III., París, 1844, pp. XLVI-XLVII.

[10] Esta lectio, naturalmente, no es unánime (según la clasificación del Recueil: nomine Bernardus L, T; nomine B. A, K, N, O, Q, R, S; nomine Benedictus D, E, F, G, H, I; nomine N. U, Y, Z). Los manuscritos L y T son, en efecto, del siglo XII, no obstante, de los siete manuscritos que ofrecen la lectura “B.”, cuatro son también del siglo XII, por lo cual es preferible la lectura de “B”. Cfr. Luigi Russo “Ricerche sull” ‹‹Historia Iherosolimitana›› di Roberto di Reims, Studi medievali, 3rd ser. 43 (2002), p. 653, nota 11 y Damien Kempf y Marcus Bull (eds.), The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, pp. LXV-LXXIV.

[11] Damien Kempf y Marcus Bull (eds.): The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, p. XXVII.

[12] Vid. Bull, “The Capetian…”, op. cit., p. 39, nota 68.

[13] Damien Kempf y Marcus Bull (eds.), The Historia Iherosolimitana, op. cit., pp. XXIX-XXXI.

[14] Vid. Carol Sweetenham (intr. y trad.) Robert the Monk’s History of the First Crusade. Historia Iherosolimitana, Surrey/Vermont, Asghate 2011, p. 3.

[15] Damien Kempf y Marcus Bull (eds.), The Historia Iherosolimitana of Robert the Monk, Woodbridge, The Boydell Press 2013, pp. XXXI-XXXII.

 

Curso: Literatura e Historia en la Cultura Tardoantigua y Medieval. Desde la evolución de la épica

Curso del 7 al 17 de abril
Facultad de Filosofía y Letras-UNAM.
14:00 a 17:00 hrs.

El Seminario Interdisciplinario de Estudios Medievales (PAPIIT IN 404414 Fuentes, transmisión y recepción de la historia y la literatura de la Edad Media) tiene el gusto de invitarlos al curso “Literatura e Historia en la Cultura Tardoantigua y Medieval. Desde la evolución de la épica”, impartido por el Dr. Rubén Florio, investigador de la Universidad Nacional del Sur (Argentina) con una duración de dos semanas en el horario de 14:00 a 17:00 hrs., en el salón 16 del área de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras.

Introducción.- Referencia a la elección del género épico como fundamento metodológico del tema del curso: Aristóteles.
1.- La cultura clásica antigua: preeminencia de Lucrecio y Virgilio en la tardía Antigüedad y en el Medioevo.
2.- La tardía Antigüedad: sucesos históricos y repercusiones literarias.
3.- La paulatina inserción del cristianismo. Rupturas y transacciones.
4.- La silente migración de los pueblos bárbaros. Defección política, el colapso del Imperio. Una fecha crucial: 24 de agosto de 410. Reacciones de paganos y cristianos ante la caída de Roma.
5.- Trivio cultural: nueva composición socio-política de la tardía Antigüedad.
6.- La síntesis de la cultura tardoantigua en la Alta Edad Media.
7.- Carlomagno. Historia y literatura.
8.- El Waltharius. Representación sincrética de las tradiciones tardoantiguas en la cultura de la Alta Edad Media.

Constancia con el 80% de asistencia.

Informes e inscripciones al correo electrónico siemunam@gmail.com

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Seminario internacional Consecuencias y proyecciones de la expansión mediterránea en el Atlántico: Espacios, Prácticas, Discursos, Representaciones

El Seminario Internacional Consecuencias y proyecciones de la expansión mediterránea en el Atlántico. Espacios. Prácticas. Discursos. Representaciones forma parte del proyecto PAPIIT IN402913-RN402913 “El mundo mediterráneo y su proyección atlántica: entre Medievo y modernidad (s. XI-XVII)” y quiere ser un espacio abierto a la discusión y al diálogo interdisciplinar, al cruce de miradas entre medievalistas y modernistas y a las propuestas innovadoras con el objetivo de analizar la interacción entre los espacios europeo y atlántico a partir de las experiencias políticas, ideológicas, militares, eclesiológicas, económicas, religiosas y culturales compartidas y establecer las continuidades, las rupturas y las innovaciones en el proceso de expansión europea sobre el Nuevo Mundo.

Jueves 28 y viernes 29 de agosto de 2014.

Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM.

9:30 a 19 horas.

Programa completo:

http://www.historicas.unam.mx/eventos/2014/seminario_expansion_mediterranea.html

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Novedad editorial: Historia de Rodrigo

Historia de Rodrigo, traducción y edición de Rubén Borden Eng, México, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM, 2013. (ISBN: 978-607-02-4215-1)

portada cid impreso

Primer tomo de la Biblioteca Medieval –dirigida por Antonio Rubial– de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, principal Proyecto del Seminario Interdisciplinario de Estudios Medievales.

“La historia del Cid se ligó inevitablemente con las narraciones de una España señalada por un destino de reconquista; este término tiene una historia a veces compleja y poco estudiada desde hace poco tiempo. No sólo la historia del Cid es una parte de la historia española, es también europea y atlántica. Los modelos institucionales y culturales que se habían forjado en el Mediterráneo medieval llegaron hasta el Nuevo Mundo para quedarse. Las imágenes y narraciones del mundo ibérico se impusieron, acogieron y adaptaron en las regiones inmensas del Atlántico. ¿Qué fue del Cid? ¿Cómo fue rescrita su figura en América? ¿A qué necesidades culturales, ideológicas y políticas responde? La mayor parte de estas preguntas se encuentran, al parecer, aun sin respuesta. El texto que ustedes están por leer, que Rubén Borden Eng nos replantea en una edición de gran rigurosidad científica, no avanza jamás por este lado, será el lector quien tendrá la responsabilidad de seguir adelante.”

Alessandro Vanoli.

Universidad de Bolonia.

cid hoja legal impreso

Primer Congreso Universitario de Jóvenes Medievalistas

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Facultad de Filosofía y Letras–Instituto de Investigaciones Históricas

Primer Congreso Universitario de

Jóvenes Medievalistas

SIEM–SEHSEM

 

3 al 5 de marzo de 2014.

Aula Magna

Facultad de Filosofía y Letras-UNAM

 

Lunes 3 de marzo

 

Inauguración y Conferencia Magistral: Antonio Rubial García.

9:00-10:00 am

 

MESA 1: “Héroes, mitos e imaginarios”.

10:00-11:45 am

Modera: Antonio Rubial García

Fernando Velázquez Ceciliano: “Jacques Le Goff y Georges Duby: la configuración de un imaginario medieval”.

Fernando Cárdenas: “La institución política medieval de la monarquía: una reflexión desde la politología contemporánea sobre el medievo”.

Julián González de León: “Un acercamiento transdisciplinario al mito artúrico (siglos VI-XII)”.

Karina Contreras: “Fernando III: la construcción del héroe”.

Enrique Hernández: “Aproximaciones al estudio del héroe en la Historia de Rodrigo y la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España: un análisis comparativo”.

 

RECESO 11:45 am-12:00 pm

 

MESA 2: “Cultura y poder en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media”.

12:00-1:30 pm

Modera: Cynthia Maciel

Walter Santa María: “La dialéctica entre homogeneidad social y diferenciación cultural en el arrianismo visigodo”.

Ana Carolina Abad: “Frugalidad y glotonería: vicios o virtudes de los gobernantes europeos según la historia Augusta y la vita Karoli”.

Laura Alcántara Duque: “Los españoles del norte. El pueblo vasco ante el Imperio carolingio (siglos VII-IX)”.

Rubén Andrés Martín: “Jinetes de frontera: el caballo como herramienta política en la Edad Media ibérica”.

René Antonio Rubio: “Inversión de los órdenes. La sociedad medieval en tiempo de Carnaval”.

 

RECESO

 

MESA 3: “Representaciones literarias en la Edad Media”.

4:00-6:00 pm

Modera: Laurette Godinas

Marianne Hurtado: “Los discursos de amistad en la Edad Media a partir de la producción literaria hispánica (siglos XIII-XIV)”.

Adam Alberto Vázquez: “El corazón del Libro de Alexandre”.

José Luis Quezada: “Petrarca y el alpinismo: la epístola Familiaris IV-1 y la ascensión al Mont Ventoux”.

Alejandra Ordóñez: “La tradición cosmológica-didáctica en la vita Merlini”.

Jessica Anaid Peña: “Querella del Roman de la Rose”. La defensa pública de las mujeres vía epistolar. Christine de Pizán ante los versos de Jean de Meung”.

 

RECESO 6:00-6:30 pm

 

MESA 4: “Mercaderes, artesanos y señoríos”.

6:30-7:45 pm

Modera: Diego Améndolla

Lorena Rodríguez: “El señorío bajomedieval castellano. Elementos para su comprensión”.

Ari Reyes: “Control político y económico de los gremios florentinos entre los siglos XIV y XV”.

Luis del Castillo: “El concepto de mercader en la Península Ibérica y su papel en la sociedad (siglos XV-XVI)”.

 

 

Martes 4 de marzo

 

MESA 5: “Discursos historiográficos: Oriente y Occidente”.

10:00-11:30 am

Modera: Israel Álvarez Moctezuma

Aura García-Junco Moreno: “El inicio de la construcción de la mitología carolingia”.

Amaury Mendoza Toro: “El cruzado como mártir en la crónicas de Baldric de Dol y Roberto el Monje”.

Daniel Sefami Paz: “Oratio Franca en una carta de Alejo I”.

 

RECESO 11:30 am-12:00 pm

 

MESA 6: “Crónica y narrativa”.

12:00-1:30 pm

Modera: Daniel Sefami

Israel Álvarez Moctezuma: “Inventar, narrar. Fray Jerónimo Román y sus maestros historiográficos”.

Gerardo López: “Las compañías de mercenarios en la cronística francesa de la Baja Edad Media (siglos XIV-XV). Tres ejemplos: Jean Frossairt, Jean Juvenal y Philippe de Commynes”.

Miriam Peña: “Herramientas digitales para el estudio del medievo.”

 

RECESO

 

MESA 7: “La caballería y sus ciclos narrativos”.

4:00-5:30 pm

Modera: Martín Ríos

Marisol Garza Eudave: “Un héroe griego en Bizancio. La figura histórica del general Belisario en la literatura bizantina (Διήγησις Βελισαρίου)”.

Diego Améndolla: “Creación del modelo de caballería a través de la cultura lúdica”.

Paola Zamudio Topete: “Los pecados capitales en las novelas de caballerías: descensus ad inferos y arquitecturas maravillosas”.

Rosario Valenzuela Munguía: “El concepto de linaje en el Livro del cavallero Çifar”.

José Francisco Vera: “La revolución militar de los mercenarios”.

 

Miércoles 5 de marzo

 

MESA 8: “Problemas de traducción y lingüística”.

10:00-11:30 am

Modera: Ivan Salgado García

Gregorio de Gante: “¿Cómo traducían el latín los bizantinos?: La traducción de una heroida de Ovidio (VII. Dido Æneæ) hecha por Máximo Planudes”.

Aldo Toledo Carrera: “Problemas de interpretación y traducción en la latinidad medieval: el caso del Waltharius”.

Alexis Rivera Luque: “Robert de Ketton y el Corán: reflexiones sobre la comparación de un texto de llegada y uno de partida”.

Rubén Borden Eng: “Notas en torno al reajuste del género gramatical en el desarrollo de las lenguas romances”.

 

RECESO 11:45 am-12:00 pm

 

MESA 9: “Disidencia y Alteridad”.

12:00 -2:00 pm

Modera: Julián González de León

Camila Joselevich: “Identidad, disidencia y ekklesía en el nacimiento del cristianismo: textos paulinos”.

Iván Salgado García: “Los orígenes y usos del término physis en de Haeresibus de Juan Damasceno”.

Cynthia Maciel Regalado: “Mecanismos de exclusión y ortodoxia cristiana: el Ludus Paschalis de adventu et interitu Antichristi”.

Fernando López: “La figura del Anticristo en la predicación castellana en la Baja Edad Media (siglos XIV-XV)”.

 

RECESO

 

MESA 10: “La Iglesia: instituciones y discursos”.

4:00-5:30 pm

Modera: Rubén Andrés Martín

Olinca Olvera: “La justicia de Dios en El pasionario hispánico”.

Erik Michel Luna: “Exigit Sincerae Devotionis. Una revisión historiográfica de la fundación de la inquisición”.

Ana Clara Aguilar: “Construcción de la figura papal en las crónicas de Maquiavelo y Guicciardini (siglos XIV-XV)”.

Alfonso Argote: “La actualidad de los estudios en torno al teólogo. Un breve acercamiento al pensamiento teológico en el contexto hispánico de los siglos XV y XVI”.

Conferencia de Clausura: Martín Ríos.

6:00-7:00 pm

 

Clausura