Waltharius

Waltharius vocor, ex Aquitanis sum generatus. / a genitore meo modicus puer obsidis ergo / sum datus ad Hunos, ibi vixi nuncque recessi / concupiens patriam dulcemque revisere gentem (vv. 597-600)

Con estas palabras Valtario de Aquitania se presenta a los francos que pronto habrá de degollar; con las mismas, además, se puede resumir la tradición que hay detrás de este poema latino épico medieval: un héroe nacido en Aquitania, entregado desde pequeño a los invasores hunos, que trata de volver a su patria y se presenta a sus futuros enemigos en latín; es decir, una obra épica cuyo trasfondo se remonta hasta el siglo V d.C., cuando ocurrían las invasiones bárbaras y la caída del Imperio Romano, escrita por un anónimo, probablemente un monje de ascendencia germánica, entre los siglos ix y x. Así nace este poema hexamétrico, una de las irresolutas controversias –o como lo llama Ferruccio Bertini, “finora insoluto puzzle”– que, desde el siglo xix hasta nuestros días, ocupan a los estudiosos.

En cada verso es posible leer a Virgilio, que nos habla ya no desde los campos del rey Latino, sino desde la caverna de Wasgenstein, de donde Valtario manda a sus enemigos al Tártaro; cuando un franco arroja su enorme lanza, vemos las mismas palabras con las que un latino ataca a los invasores troyanos; la herencia clásica de la que el autor anónimo estuvo imbuido salta a cada palabra. Pero no sólo eso: los nombres de los héroes y antagonistas, los lugares que recorren, las armas que portan ya no son las que el poeta de Mantua vio con sus ojos, sino que forman parte de una nueva tradición autóctona que ve la continuidad de los modelos inmortales. El Waltharius evidencia la ininterrumpida línea de la épica griega y latina, que no se perdió cuando cayeron los muros de Roma, sino que siguió dibujándose hasta el siglo ix, adoptada y transformada, asegurando así su supervivencia en un mundo culto no romano y enteramente cristiano.

Codex Manesse, fl. 316v. auch Große Heidelberger Liederhandschrift

Codex Manesse, fl. 316v. auch Große Heidelberger Liederhandschrift

Desafortunadamente, y pese a la riqueza literaria que se encuentra en esta magnífica obra, su estudio ha sido escaso en lengua española. En Alemania por los Monumenta Germaniae Historica –y en Estados Unidos– donde se ha abordado desde el estudio de las sagas, abundan los estudios que consideran el Waltharius como una obra ejemplar de la actividad literaria desarrollada tras la desaparición de la corte de Aquisgrán. En español, sin embargo, sólo se cuenta con dos traducciones, una de 1998 a cargo de Luis Alberto de Cuenca y Ana María Jiménez Garnica (Madrid), y la segunda por Rubén Florio de 2002 (Barcelona).

Esta traducción comentada ofrecerá una introducción general al problema de la obra, una traducción que se acerca lo más posible al sentido del poema y una vasta sección de notas que esclarecen su intertextualidad. Con ella se pretende, además, despertar la curiosidad de estudiantes y académicos al fenómeno épico literario que se gestó luego de la caída del Imperio Romano de Occidente.

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